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Arte efímero, arte eterno. Land Art , New Media y la hiperconectividad desde paisajes remotos



“Esta pequeña teoría es tentativa y podría ser abandonada en cualquier momento. Las teorías, como las cosas, también son abandonadas. Que las teorías son eternas, es dudoso. Las teorías que se han desvanecido componen el estrato de muchos libros olvidados.”

Robert Smitson, “A provisional Theory of Non-Sites, 1968[1]

 

En “Imagen de Yagul” de la serie Silueta Works in México (1973-1977)


Ana Mendieta, Imagen de Yagul, 1973. Fotografía- Impresión cromogénica.

Colección San Francisco Modern Art Museum.



El cuerpo desnudo de Ana Mendieta (Cuba, 1948-EUA, 1986) yace inmóvil en una de las tumbas excavadas que forman parte del sitio arqueológico que lleva el nombre de la obra, en la localidad de Tlacolula, en el estado de Oaxaca (México)



. Sitio arqueológico de Yagul, Tlacolula, Oaxaca, México, 2018. Foto: Berenice Pardo



Sin embargo, la descripción de la obra forma una imagen en nuestra mente, posterior a la interpretación de la escena que se percibe en la fotografía con la que la documentó. Es decir, a primera vista, nada es lo que parece, pues las formas, que normalmente insinúan una figura, quedan disueltas en el paisaje. Acaso se distinguen unas manchas claras que se descubren a través de unas ramas y flores blancas, todo enmarcado en un espacio que parece haberse creado intencionalmente, por debajo del nivel de la tierra.


En la obra de Mendieta, la relación con la naturaleza es siempre estrecha, casi simbiótica; se mimetizaba con el entorno, física y simbólicamente, ya sea a través del camuflaje o mediante la intervención del espacio, dejando a su paso figuras, como signos, que servían de elementos totémicos con los que conectaba espiritualmente. Fundirse en el paisaje, con el paisaje, expresaba una postura moral, ética y política como respuesta ante el drama de su mundo personal y del mundo que la vio nacer y partir. Cuando vemos la fotografía del sitio arqueológico de Yagul, imaginamos el cuerpo de Ana tendido en algún rincón, formando parte del todo, pero sin dejar de ser una anomalía dentro del orden que ha retomado la naturaleza en aquel sitio abandonado hace centurias.


El Land Art o Arte de la tierra es un movimiento estético que se desarrolló durante la década de 1960 y cuyo nombre acuñó Robert Smithson.


Robert Smithson. Amarillo Ramp. 1793, Lake Tecovas, Amarillo, Texas



Junto con su pareja, la artista Nancy Holt, ambos recorrieron largos caminos en tierras casi indómitas, alejados de la esquizofrenia urbana, para crear formas, paisajes y nuevas configuraciones espaciales en la naturaleza.



Nancy Holt, Sunlight in Sun Tunnels. Julio 14, 1978. Sun Tunnels, Lucin, Utah



Si bien una de las características del Arte de la tierra es su fugacidad, (a diferencia de otras formas de arte efímero en la historia, como la parafernalia escenográfica de la corte de Luis XIV) al haber nacido en el siglo XX, ha sido plenamente documentado y su reproducción visual es, paradójicamente, arte en sí misma.


Obras como las de Mendieta, Holt, Smithson, Walter Josheph de Maria o, en América Latina, Cildo Meireles, intervinieron la naturaleza por medio de instalaciones que modificaban el paisaje. Es decir, había un antes y un después que se borraría “con el tiempo”, aunque eso sea sólo un decir, pues es la propia naturaleza la que retomaría su espacio con su entropía correspondiente. A diferencia de vanguardias más plásticas y menos conceptuales, como el cubismo o el impresionismo, el Arte de la tierra sigue vigente en la práctica de artistas contemporáneos que, lejos de denostarlo como categoría, lo han resignificado, en gran medida, como resultado de la experimentación con nuevos medios.


Artistas como Javier Riera (Avilés, Asturias, 1964) intervienen el espacio sin modificar su estructura aparente. Inserta, como si fueran gotas de color en la oscuridad, proyecciones lumínicas de figuras geométricas sobre paisajes naturales, creando un espectáculo inquietante que envuelve la mirada. La luz que proyecta sobre árboles, arbustos, cuerpos de agua o nieve, los hace aparecer de la “nada” al chocar con su superficie, cuya irregularidad le otorga un nuevo sentido a la geometría del diseño de su proyección.


Javier Riera, Intervención sobre el paisaje, 2011


Esta nueva práctica de Land Art, aunque conceptualmente se comprende por medio de la contemplación física de la obra in situ, también es eternizada, reproducida y difundida gracias a las nuevas tecnologías. La pregunta que subyace es si el nuevo Arte de la tierra modifica el paisaje con la intervención momentánea de su orden a través de la luz y, siquiera, con nuestra sola presencia. O, por el contrario, si el paisaje es completamente inmutable. ¿Es pertinente hablar de una ética de la imagen de aquello que no puede comunicarnos su inestabilidad de otra forma que no sea su presencia?


Si la obra de Ana Mendieta dependía de su propio cuerpo modificando el paisaje, las obras de Land Art, hoy en día, dependen de nuestro cuerpo como primer medio, de un artefacto tecnológico como segundo medio para modificar la entropía de su composición y de la hiperconectividad a la que todos estamos sometidos, para dar cuenta de su existencia y de la nuestra en la oscuridad de un mundo que habíamos olvidado detrás del ordenador: la naturaleza.



Referencia: [1] https://holtsmithsonfoundation.org/biography-robert-smithson


Bibliografía:

1.-Mónica Castillo, “Ana Mendieta, una artista cubana que sobrepasó los límites” en The New York Times, 21 de septiembre de 2018. https://www.nytimes.com/es/2018/09/21/espanol/cultura/ana-mendieta-artista-obituario.html

2.-Alejandro J. Del Valle-Cordero, “Las influencias de las ruinas arqueológicas de Yagul en el arte de Ana Mendieta” en Arte, Individuo y Sociedad, España: Ediciones Complutense, Universidad Complutense de Madrid, 2017. https://revistas.ucm.es/index.php/ARIS/article/view/56463/52915

3.-Carmen Gómez, “El Land Art resucita de la mano de Rune Gunneriussen” en Malatinta Magazine, 10 de septiembre de 2017. https://www.malatintamagazine.com/land-art-resucita-la-mano-rune-guneriussen/

4.-“Los no-lugares de Robert Smithson”, Arquine, 2 de agosto de 2017. https://www.arquine.com/los-no-lugares-de-robert-smithson/

5.-“Robert Smithson. Mirrors and Shelly Sand, 1969-1970”, The Metropolitan Museum, New York. https://www.metmuseum.org/art/collection/search/689923


 


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